Código 46 está a medio camino entre el noir futurista y el cyberpunk «blando», pero su argumento no tiene fisuras y sus predicciones con respecto al futuro (un futuro oscuro, en el que se emplea la genética con fines clasistas, con ingentes bolsas de población sumidas en la pobreza) son cada vez más cercanas. Asusta.
Voy a ser sincero. Y a la vez os voy a hacer un favor. Os lo voy a decir en pocas palabras: éste es el mejor libro de ciencia ficción de la historia. Como diría el gran Bill Hicks: Case- Fucking- Closed. Pero como mi palabra no vale de nada así como así, dejadme que defienda esta postura tan radical.
Ciudad es un libro (no una novela, aunque tiene elementos de ella) escrito en retrospectiva. Leed como empieza:
Éstas son las historias que cuentan los perros, cuando las llamas arden vivamente y el viento sopla del norte. Entonces la familia se agrupa junto al hogar, y los cachorros escuchan en silencio, y cuando el cuento ha acabado hacen muchas preguntas.
-¿Qué es una ciudad?
– ¿Qué es una guerra?
No hay respuesta exacta para esas preguntas.
¿Lo pilláis? Un libro que comienza así es sencillamente maravilloso. La mayoría de autores de ciencia ficción se contentan con adelantarse 30, 50, 100 años como mucho en la historia de la humanidad. A Simak eso le trae sin cuidado: Ciudad llega hasta bien pasada la época de la humanidad, y habla de quiénes acabarán heredando el mundo (y no, no son los perros). Habla de Internet 40 años antes de que se supiera qué era; de las consecuencias del progreso; de qué ocurriría ante una mutación transhumana y de hasta dónde puede llegar el espíritu humano… sin necesidad de ser humano.
No seáis tontos. Leed Ciudad. Luego me lo podéis agradecer. Mejor con cerveza. De nada.
Dark City (Alex Proyas, 1998)
Ya que en este repaso hemos estado hablando de paranoia persecutoria, de los límites de lo humano, del neo-noir… dejadme incluir esta pequeña joya que reúne todos los elementos y que, además, precedió en unos meses a la mucho más famosa Matrix. Dark City reúne en una misma peli a Rufus Sewell, un actor por el que siento especial predilección, Jennifer Connelly (por la que siento mucha más predilección, lo reconozco), Kiefer Sutherland, quizá el que más cojea del reparto, y el gran William Hurt.
Lo que al principio parece tan sólo una historia de detectives en una extraña ciudad retrofuturista acaba siendo un interrogante en torno a la identidad, la realidad, las alucinaciones consensuadas y, en definitiva, la diferencia entre lo virtual y lo que uno toma por auténtico.
No es ciencia ficción «dura», y en algunos casos se acerca más a una novela de Dashiel Hammett que a una de Clarke, pero Dark City tiene momentos, hallazgos y una estética que superan con mucho cualquier fantasmada de los hermanos Wachowski, además de interpretaciones convincentes y un aire de pesadilla que engancha. Buscadla.
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