
Hace escasos meses que me leí el libro geek por antonomasia: Ready Player One, de Ernest Cline. La «muerte por hype» fue inmediata. Un libro vacío, que prestaba más atención a las referencias sobre la cultura pop que a la historia en sí. Supongo que de haberlo leído cuando lo hizo Arqueo, antes de que muchos de mis amigos hinchasen esta ópera prima al nivel de de «El nombre del viento» o «Elantris«, habría considerado que es una novela entretenida, sin más. Pero el libro escondía un huevo de pascua: una película dirigida por el grandioso y eterno Steven Spielberg.