Castlevania de Netflix: La breve maldición de Drácula

Corría el año 86 (sí, Millenials, 1986), cuando Konami presentó Castlevania, el videojuego. En este mítico y maravilloso plataformas de acción, que podéis disfrutar en vuestra Mini NES si no la habéis vendido por 300€, adoptábamos el rol de Simon Belmont y nos adrentábamos en el castillo del mismísimo Drácula para acabar con su no-vida.
El 7 Julio de 2017, Trevor Belmont, uno de sus antecesores, visto por primera vez en Castlevania 3: Dracula’s curse, llega a Netflix para dar caza, a través de una serie de animación, al chupasangres más famoso de la historia.


Es precisamente en Castlevania 3 en lo que se ha basado Warren Ellis (Authority, Planetary, etc.) para escribir el argumento de la serie: Trevor, de la familia de cazavampiros y monstruos varios Belmont, está viajando por toda Valaquia sin más objetivo que beber y maldecir a aquellos que exiliaron y excomulgaron a su familia, pero la muerte de Lisa Tepes a manos de la iglesia cambiará todos sus planes.

Lisa, había llegado al castillo de Drácula para aprender ciencia y así poder ayudar a sus conciudadanos, pero acabó enamorada y casada con el vampiro. Años más tarde, el arzobispo la acusa de brujería y la condena a arder en la plaza pública de Gresit. Esto desatará la ira de Drácula, que maldice toda Valaquia y avisa al país de que en un año lanzará sus ejércitos del mal contra la población para eliminar todo rastro de vida humana.
Es durante una de las treguas diarias -los ejércitos de Drácula sólo atacan de noche- cuando Trevor, que está cruzando Gresit, se ve en la obligación moral de ayudar a un anciano que está siendo atacado por miembros de la iglesia. Esa acción lo llevará a descubrir la leyenda del «Caballero durmiente» y a meterse de lleno en la lucha por salvar a la humanidad.

Warren Ellis ha hecho con estos breves cuatro capítulos un notable homenaje a Castlevania y nos deja con ganas de más, mucho más. El escritor inglés consigue balancear perfectamente un conflicto entre la iglesia católica y un grupo de filósofos socráticos con unas escenas de acción de una violencia brutal. No en vano Netflix ha puesto un vistoso cartel de «Not for kids», aunque aún estoy pensando si es por la sangre o la imagen que da de los clérigos.

El único «pero» que le puedo poner a la serie es la animación, que lejos de ser mala, carece de la fluidez que me gusta ver, incluso llegando a tener algún momento power point.

Poco más se puede decir de estos ochenta minutos de inicio de aventura de Trevor, Sypha y Alucard. Han gustado, y por eso Netflix ordenó, el mismo día de su estreno, una segunda temporada de ocho capítulos para saciar la sed de Castlevania de los chupaséries más ávidos. La maldición de Drácula ha sido breve, pero intensa. Os dejo con la intro de la serie, que ha sido otra de las cosas que me han encantado de ella.


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