
El 7 Julio de 2017, Trevor Belmont, uno de sus antecesores, visto por primera vez en Castlevania 3: Dracula’s curse, llega a Netflix para dar caza, a través de una serie de animación, al chupasangres más famoso de la historia.
Cuando llega el verano nos invade un sentimiento de orfandad; nos han abandonado los Lanister, los Stark, Frank & Claire Underwood y hasta la mismísima Alicia Florrick ha dejado de ser la buena esposa… Sí, desgraciadamente nos toca esperar un año o más para una nueva temporada de Juego de Tronos, House of Cards y ¡malas noticias! ya no habrá más Good Wife… ¿Y ahora, qué? Necesitamos un rápido sustitutivo para las calurosas noches estivales… Algo que nos entretenga, de calidad y que podamos ver de una tirada cuando los peques de la casa duermen o no tan peques…
Os traigo una propuesta que cumple estos requisitos: Stranger Things, lo nuevo de Netflix, creada por los hermanos Duffer, que he videado -permitirme aquí una oda al ‘VHS’, un formato de vídeo a punto de extinguirse- con voracidad en un par de días. Una propuesta que hará las delicias de los/las que vivimos los años ochenta cogiendo en el videoclub La Cosa de John Carpenter, Alien, Poltergeist, las pelis de Star Wars… alucinando con los Goonies, leyendo relatos de Stephen King, disfrutando una y otra vez de la trilogía de El Señor de los Anillos o jugando al Hero Quest. Stranger Things tiene todo a favor para fliparnos -sobre todo a los que fuimos niños en los 80′- y poco en contra (quizás una anunciada segunda temporada que pueda ser fallida o que esta primera entrega sólo ofrezca 8 episodios, saben a poco, aunque lo bueno si breve…).