
La segunda de las series nacida de la asociación Marvel-Netflix nos presentaba un personaje algo menos conocido que el primero, Daredevil, para el gran público: Jessica Jones. Poco se tarda en descubrir que esta investigadora privada con superpoderes no es la nuera que todos querríamos: es inestable, algo violenta, bebedora empedernida y un tanto promiscua. Pero sobretodo, Jessica, es una luchadora y un estandarte para todas esas heroínas modernas que están resurgiendo en la pequeña y la gran pantalla.
Jessica Jones recibe la visita de los Shlottman que la contratan para descubrir dónde se encuentra su hija Hope. Al parecer, la joven se ha fugado con un hombre de mayor edad, un caso clásico de amor prohibido a no ser porque ese hombre se trata del antiguo conocido de Jessica: Killgrave. Killgrave tiene un superpoder que utiliza para sus egoístas y malvados fines: es capaz de, con tan solo hablar, obligar a alguien a hacer lo que él quiera.
Así empieza el viaje al pasado de Jessica Jones en el que tendrá que enfrentarse a sus fantasmas y al terror que le produce volver a encontrarse con Killgrave, que una vez la tuvo bajo su influjo y la obligó a hacer todo tipo de cosas contra su voluntad, hasta matar a una chica que por aquél entonces era la prometida de Luke Cage.
Jessica Jones es una serie de coral, al contrario que en Daredevil, donde prima la acción con dos grandes protagonistas (Fisk y Murdock), aquí encontramos varios personajes muy bien definidos y con una profundidad difícil de ver en una producción sobre superhéroes. Desde Jessica hasta su amiga Trish, pasando por Killgrave, Jeri la abogada, Malcom el yonki, Will Simpson el policía o Luke Cage, todos ellos trabajados en profundidad para que el espectador entienda a la perfección sus motivaciones.
A priori, la trama de Jessica Jones parece muy simple, no hay varios clanes malvados unidos para someter Hell’s Kitchen a su merced, simplemente un cabronazo (y permitidme el adjetivo) egoísta y un misterio: cómo atraparlo antes de que él les atrape con sus palabras. Pero si lo analizamos, veremos que lo que realmente nos cuenta la serie es la lucha de una mujer contra su violador, como se enfrenta a sus temores y como los vence, convirtiendose sin desearlo en una heroína.
Como no pòdía ser de otra manera, si quieres hacer una serie basada en los personajes debes tener un cast a la altura y este es uno de los más bien escogidos que recuerdo: Krysten Ritter, a la que ya estábamos acostumbrados a ver como chica con problemas tras su paso por Breaking Bad, Rachael Taylor y su pinta de chica perfecta, David Tennant que siempre está sobresaliente haga lo que haga, Carrie-Anne Moss como abogada implacable o Mike Colter dando vida a Luke Cage. Todos ellos sobresalen.
En definitiva, Jessica Jones puede parecer una mujer imperfecta y lo es, pero es también, en contra de su voluntad, una heroína de pies a cabeza. Por suerte para ella, Netflix y Marvel han decidido hacerle una serie de televisión que se ha convertido en una de las ficciones sobre superhéroes más recomendables que podéis ver actualmente, os guste o no el género de los vigilantes enmascarados.
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