Una de las películas frikis más esperadas de este año era Jupiter Ascending. En ella se combinaban varios factores que hacían del film un éxito en taquilla asegurado, el más llamativo: el retorno de los Wachowski a la dirección. Tras apresurarme a ver esta cinta de sci-fi en pantalla grande, creo que una cosa es el destino que tenían planeado para Júpiter y otra muy distinta el que ha acabado tomando.

La película nos cuenta la historia de Júpiter Jones (Mila Kunis), una joven de familia rusa emigrada a EUA, que pasa sus días limpiando baños para ganarse la vida. Pero, aunque ella no lo sepa, sus génes son iguales que los de una poderosa reina extraterrestre lo que lo convierte en la reencarnación de la misma, dueña de la tierra, y madre de tres nobles villanos, a cada cuál más retorcido que el anterior. Todos quieren a la protagonista de una manera u otra, unos viva y otros muerta, y es gracias a eso que Júpiter conoce a Caine Wise (Channing Tatum). Este híbrido entre humano y perro ha sido enviado a la tierra para capturar a Júpiter y llevarla con su amo, pero para ello tendrá que luchar y escaparse de las garras de peligrosos enemigos, mientras en su interior el sentimiento de repulsa por la nobleza cambia poco a poco y empieza a ver a su protegida con otros ojos.

Lo primero que debo decir es que El Destino de Júpiter no es una película que vaya hacer que salgas cabreado del cine por haberte gastado 8€ en una mierda, pero tampoco es algo que vayas a recordar más allá de la conversación del café que tengas justo después.

Es increíble como una historia que los Wachowski conocen tan bien (la de «El elegido»), en este caso les pueda salir tan insulsa. Ya no es que las escenas de acción no estén bien, que no están mal aunque sean un tanto excesivas en tiempo y recursos, es que el conjunto de la historia no se aguanta por ninguna parte. No es una mala idea poner a una familia luchando por el poder, pero sí lo es la forma en la que está ejecutado y la previsibilidad de las acciones de todo el mundo. Si esto pretendía ser un clásico moderno de la sci-fi, que se olviden, desde luego nadie va a darles ese título.

Entiendo que la losa de Matrix es muy pesada, que un primer éxito como ese es difícil de superar, pero estamos en un punto en el que la filmografía de los Wachowski nos lleva a pensar que la primera película de la saga de Neo fue flor de un día, y que el resto de cosas que han hecho son las que están a su nivel real. Andy y Lana consiguen además algo muy difícil en este caso: Mila Kunis, Channing Tatum y Eddie Redmayne están fatal. Alcanzar el hito de que una nominada al Globo de oro por El cisne negro, un solvente actor al que le llueven críticas positivas por Foxcatcher y el ganador del último Globo de oro a mejor actor y máximo favorito en la carrera al Oscar por La teoría del todo, estén tan mal en pantalla sólo se puede haberse hecho queriendo. Perdonad que saque mi lado más Grumpy pero, joder, a Eddie Redmayne se le da bien hasta cantar, cojones. ¿Y Channing Tatum? ¡No sale ni cachas! Lo único que le pedirías al personaje es que cumpliese con la cuota de atracción de hormonas y ni siquiera vale como chulo de piscina municipal.

En definitiva, Jupiter Ascending no va a pasar a la historia como una gran película, ni siquiera de género, ni va a tener una legión de fans que, aunque pequeña, sea fiel, como ocurre con John Carter, pero si va a establecer el listón de lo que podemos esperar de estos hermanos como creadores y directores. Así pues, cuando cerca del verano se estrene su esperada serie Sense8 en Netflix, no creáis que vais a ver Matrix, esperad más algo tipo Speed Racer.