
Ready Player One: El huevo de pascua que el libro escondía.

Bienvenidos todos a un nuevo año y a una esperamos nueva era de nuestro querido blog.
Como muchos sabréis o habréis deducido por muchos de mis posts, una de mis formas de ocio favoritas, son los juegos de cartas. En estos últimos tiempos, he dedicado partes importantes de mi tiempo de ocio en juegos como Android Netrunner (D.E.P., muy a nuestro pesar), Doomtown Reloaded (del que espero me lleguen pronto las nuevas cartas surgidas de Kickstarter), o el digital Hearthstone, al que aunque no le doy suficiente como para llegar a Leyenda (de los 5 anillos… chist), voy haciendo las misiones diarias y las peleas de taberna…
Es extraño que mientras algunas lecturas mueren aparcadas en un rincón sin que nunca las llegue a acabar, hay otras que te enganchan, que te capturan y conectan contigo de tal forma que se hace imposible que las deje hasta que no he quemado todas sus paginas. Son esas lecturas que te hacen disfrutar de tal forma que según pasas las páginas sientes la angustia de saber que cada vez estás más cerca de su final. Uno de los últimos libros que me ha enganchado de esta forma ha sido Ready Player One de Ernest Cline, una novela de ciencia ficción ambientada en un cercano futuro distópico publicada en 2011 y que se transforma en una aventura en la que se mezclan todos los elementos que han hecho grande a la cultura popular que se gestó durante la década de los 80.