
La culpa fue de David Bowie. En este caso, Yoko no tuvo nada que ver. Pero Bowie… vamos, Bowie se vistió de spándex rojo, se pintó un rayo en la cara y lanzó uno de los mejores discos de rock de la historia… y, de paso, unió durante casi una década elementos que deberían haber permanecido separados: la lycra, la purpurina, el glam rock… y la ciencia ficción. Ahora ya jode, ¿eh?