JOYAS (OCULTAS) DEL SCI-FI (II)

Moon Sam Rockwell

Después de JOYAS (OCULTAS) DEL SCI-FI (I), seguimos rescatando películas y libros menos conocidos de la Sci-Fi, obras un tanto alejadas del mainstream o de los exitazos de taquilla y que recomendamos vivamente al fan serio del género. No están todos los que son, pero sí son todos los que están…

Moon

Moon (Duncan Jones, 2009)

Seguimos con la ciencia ficción «dura» en esta opera prima de Duncan Jones, quien demuestra que es mucho más que el hijo de David Bowie. La acción de la película transcurre en una base minera en la Luna, en 2035. Tras una gravísima crisis energética con el agotamiento del combustible fósil, el isótopo Helio-3 es el combustible del futuro: se extrae de nuestro satélite y se envía a la Tierra en cápsulas herméticas. La historia sigue al trabajador Sam Bell, a punto de concluir su turno en la base cuando un accidente desencadena una serie de descubrimientos cruciales.

Moon bebe en abundancia de fuentes clásicas: 2001 es una de ellas, pero no la única: podemos encontrar en ella ecos de clásicos como Solaris, de Tarkovski (1972), y de Atmósfera Cero, de Peter Hyams (1981). Disculpad que no dé más referencias: os estropearía gran parte de la historia. Pero más allá del argumento en sí, Moon trata acerca de la soledad, la propia identidad, y de la misma esencia de lo que significa ser humano. Sam Rockwell está inconmensurable y Kevin Spacey, como la voz del ordenador de la base, magnífico.

El nombre del mundo es bosque

El nombre del mundo es bosque (Ursula K. LeGuin, 1976)

Vale, ahora voy a ser aún más parcial (que ya es difícil): Úrsula K. LeGuin es una diosa de la literatura. Punto. No del género, de la jodida literatura. La amas o la odias, y en general no es debido a su calidad, sino a su posicionamiento político. Úrsula es la primera gran escritora de ciencia ficción ecologista, feminista y anarquista. De modo que si te va más levantar la manita en la Plaza de Oriente, seguramente la odias. Si es así, ya puedes largarte de esta página, porque me voy a cagar en todo lo que más crees. Y con gusto. Fuera, facha.

Cuando el pretencioso, grandilocuente y lacrimógeno de James Cameron filmó (es un decir) esa indigesta película protagonizada por elfos-pitufos-sioux llamada Avatar, mamó (saqueó, violó, robó) dos fuentes básicas: Un hombre llamado caballo y El nombre del mundo es bosque. La primera referencia ya había sido, también, violada con anterioridad por otro brasas de cuidado, Kevin Costner, en otro bodrio lacrimógeno como Bailando con lobos. El nombre del mundo es bosque, de LeGuin, era algo diferente.

La novela, perteneciente al ciclo de Ekumen, narra la colonización (violenta, por supuesto) por parte de los humanos (militares y explotadores, por supuesto) de un planeta rebautizado como Nueva Tahití, al que ya han comenzado, en el momento de iniciarse la historia, a deforestar. Pero el planeta está habitado por una raza humanoide, los ashthianos, a los que los humanos han sumido en la esclavitud. Uno de los nativos, Selver, comienza a desarrollar una insólita tendencia a la violencia, y pronto ésta se extiende entre los hasta entonces pacíficos ashthianos, hasta las consecuencias finales. La novela es LeGuin en estado puro: un canto a la libertad, a las sociedades anarquistas, al papel de la mujer… Y una advertencia acerca de la tecnología como arma de doble filo. Y por supuesto una denuncia de los-de-siempre, los hombres blancos violentos, militaristas y racistas, que extienden a otros mundos su innata capacidad para el mal.

2 comentarios en “JOYAS (OCULTAS) DEL SCI-FI (II)

  1. Con la señora K. LeGuin tengo una cuenta pendiente. Con 12 o 13 años al terminar la fantástica trilogía, por aquel entonces, «un Mag de Terramar» la bibliotecaria de la escuela me apunto en dirección a «La mà esquerra de la foscor». Posiblemente la señora lo único que sabia de la obra era que compartían autora, mientras una es literatura fantástica facilona, genial pero vacilona, la otra fui incapaz de acabarla, lo recuerdo como un libro que no estaba escrito para un chico de mi edad y se que tarde o temprano meteré mi nariz sus páginas y acabaré lo que hace tiempo empecé.

    • La mano izquierda de la oscuridad forma parte de la obra más profunda de LeGuin, junto a Los desposeídos, probablemente su obra maestra. Pero, como bien dices, es una obra de madurez, y tiene un momento para leerse.

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