Hubo una época, allá por el cambio de siglo, en la que parecía que el trono a rey de los guionistas parecía predestinado para Warren Ellis. Con Alan Moore semiretirado en su línea ABC, Grant Morrison ocupado en relanzar la Liga de la Justicia y en desconcertar a sus lectores con Los Invisibles y Neil Gaiman más preocupado en su carrera literaria y en pleitear con Todd McFarlane, daba la sensación que Ellis había de ser The Next Big Thing, el puto amo del cómic USA. No era para menos, tras debutar en Marvel UK y firmar cómics como Stormwatch en Wildstorm y Transmetropolitan (obra de creación propia), estaba preparado para afianzarse y triunfar por todo lo alto. Fue precisamente Wildstorm la que le dio la oportunidad publicando dos colecciones muy diferentes, The Authority y Planetary. Hoy es el turno de hablar de la primera de ellas.
Grant Morrison abrió el camino con su JLA: escaso desarrollo de personajes, convertidos en meros arquetipos; amenazas más grandes que la vida y, sobre todo, mucha acción y espectacularidad (al menos, toda de la que era capaz el limitadísimo Howard Porter). La serie era un éxito de crítica y público, así que ¿por qué dar una vuelta de tuerca al concepto? , debió pensar Warren Ellis. Y así nació The Authority.
Para empezar, los superhéroes protagonistas se describen con pocas palabras: unos Superman y Batman gays, un hechicero prácticamente todopoderoso exadicto a las drogas, una geek hecha de metal maleable a voluntad, una chica con alas, un superhéroe con poderes poco explicados pero grandilocuentes y el clásico «personaje Ellis»: fumador, chuleta, malhablado, con tendencia a expresarse mediante frases lapidarias y, sobre todo… Inglés.
La principal aportación de Ellis al cosmos superheróico es moral y de método. A diferencia de los superhéroes clásicos, sujetos (al menos la mayor parte del tiempo) a un código moral que impide matar y la destrucción gratuita de la propiedad privada y las víctimas colaterales, The Authority no se siente sujeta a nadie que no sean ellos mismos. Así, se lanzan a una orgía de destrucción sin freno, si alguien se encuentar en medio, es su problema, ellos están por salvar el mundo. Y sin remordimientos, demostrando en todo momento lo bien que se lo están pasando.
En cuanto a las historias, Ellis nos presenta tres sagas de cuatro números cada una, para una etapa de doce en total. En cada una de ellas el grupo se enfrenta a un enemigo cada vez más poderoso: un dictador-mad doctor oriental, un Fu Manchú de opereta, vamos; una invasión de una tierra paralela y, para acabar, el mismísimo Dios. Que no se diga que Ellis se atreve con poco. La estructura de cada una de las tres sagas es semejante: la amenaza se presenta, The Authority se enfrenta a ella en un primer momento, la amenaza parece que va a vencer, pero al final los buenos ganan. Después de haber arrasado con todo, se entiende.
Porque de lo que se trata en The Authority es de molar. Poco importa que los personajes sean planos, que los poderes de Jack Hawksmoor no los entienda nadie o que los métodos del grupo sean moralmente cuestionables (siendo benévolo). De lo que se trata es de tirarse el moco y ver a la Autoridad patear culos una y otra vez. El espectáculo debe continuar y superarse a sí mismo en cada nueva página. Que nadie espere, eso sí, grandes parrafadas, es una lectura rápida y sin complicaciones.
Gran parte de culpa del éxito de la serie corresponde a Bryan Hitch. Alejado de una vez de todas las redondeces de Alan Davis que tanto le influenciaron en sus orígenes, el británico da rienda suelta a todo su arte: acción, destrucción, tecnologías imposibles, miradas torvas, gestos burlones… El mayor espectáculo del mundo.
El exitazo de The Authority no estuvo exento de polémica, un clásico cuando Warren Ellis está por medio. Guionistas de corte más clásico como Mark Waid expresaron su rechazo a los métodos de The Authority, mientras que otro de la misma escuela, Kurt Busiek, por entonces guionista de Superman, dio su visión del asunto enfrentando al último hijo de Krypton con The Elite, trasunto apenas disimulado de The Authority.
Poco importaron las críticas. A pesar que la trayectoria editorial posterior haya sido irregular cuando menos, la influencia de The Authority a día de hoy es evidente. No es casualidad que el guionista y el dibujante de los dos primeros volúmenes de The Ultimates fueran Mark Millar y Bryan Hitch, ambos autores de The Authority en dos etapas diferentes. Y por esta vía, la huella llega al actual universo Marvel cinematográfico, con la película de Los Vengadores al frente. No es poco para una serie que comenzó como una gamberrada a la salud de los superhéroes.
Y los números con Garth Ennis de guionista son simplemente brutales. Kev rules!