Kubo y las dos cuerdas mágicas. Laika se gana su sitio entre los grandes.

Disney, DreamWorks o Pixar son estudios de animación que a todos os sonarán. Se han ganado su buen nombre con obras maestras como Blancanieves, Shrek o Toy Story entre muchas otras. Pero por ahí andan estudios de animación que son menos conocidos, pero que cada vez que nos traen un estreno nos obligan a ir al cine. Ese es el caso del estudio Laika. Igual no os suene de primeras, pero si enumero sus películas seguro que caéis: Los mundos de Coraline, ParaNorman y Los Boxtrolls. Este fin de semana he podido disfrutar de su último estreno, y puedo decir que con Kubo y las dos cuerdas mágicas, se han ganado poder comer en la mesa de los más grandes.


Kubo es un niño tuerto que vive con su madre en un místico Japón feudal. El joven, gana sus yenes a base de contar historias con la ayuda de su shamisen (un laúd japonés de tres cuerdas) y su magia: Kubo es capaz de crear cualquier tipo de figura con papel, lo que hace que sus cuentos cobren vida frente a la atenta y atónita mirada de los habitantes del pueblo para los que actúa. Pero no todo en la vida del chico es tan sencillo, cada día debe volver a casa con su madre antes de que anochezca. El motivo es que sus malvadas tías y su abuelo lo están buscando para arrebatarle el ojo que le queda y acabar con la vida de su madre. Una tarde mientras reza por su padre, Kubo se distrae hasta que cae la noche. Ahora, su única opción de supervivencia es encontrar la armadura de oro.

Esa es la premisa de un maravilloso cuento a la japonesa que nos ha dado un auténtico peliculón de aquellos que podremos recordar durante mucho tiempo. Kubo y las dos cuerdas mágicas destaca en todo: desde su perfecta y cuidada animación en stop-motion que ha dado un salto técnico espectacular, hasta su encantadora banda sonora. Cada personaje cumple su función a las mil maravillas: mientras la madre de Kubo aporta calidez, el Escarabajo humor y desparpajo. En cambio las malvadas tías, con su espectacular diseño, nos dejan helados de miedo cada vez que aparecen.
La película puede parecer oscura y algo triste, pero su mensaje es completamente blanco y optimista. Si bien es cierto que no sería mi primera elección para ir con un niño menor de 10 años (y menos teniendo Mascotas en cartelera), es una película también apta para ellos, ya que no tiene ninguna violencia explícita y que conserva un humor fácilmente comprensible para los más pequeños de la casa. Para el resto de la familia, es una auténtica gozada poder disfrutar de una historia tan bien hilvanada, que nos hace vivir una aventura clásica con sabor oriental.

El film tiene todos los elementos que han hecho grande al estudio propiedad de Nike, y es, probablemente, su obra más completa. Desde luego para mí es una de las imprescindibles del año. Kubo nos ha hechizado con su shamisen, nos ha hecho bailar al son de sus historias y todas las monedas que puedan caerle serán pocas.

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