
Hace más de una década que las impresoras 3D funcionan pero hasta ahora su uso era meramente industrial. Con el paso de los años, el precio ha ido cayendo y de valer unos 500.000€ al principio han pasado a costarnos hoy unos 50.000€, las de calidad, e incluso llegar a vender las de baja calidad por menos de 500€.
La bajada de precios hace entrever la llegada de este invento al mercado doméstico y nos obliga a pensar en la revolución que supondrá, ya que con él se puede imprimir casi cualquier objeto que podamos imaginar: desde tazas de café a armas de fuego. Entonces, ¿Cómo van a afectar al mercado del ocio estos maravillosos aparatejos?