Ahora que tanto Marvel, con sus nuevas Secret Wars, como DC, con Convergence, se han embarcado una vez más en largos crossover cósmico-temporales -de esos en los que mundos morirán, mundos vivirán y nada volverá a ser lo mismo- es un buen momento para recuperar el crossover definitivo de todo este tipo de historias, Cerca de ti (The Nearness Of You en el original, un guiño al clásico de Ella Fitzgerald y Louis Armstrong). O más que crossover definitivo, la historia que justifica y da sentido a la existencia de todos estos megaeventos editoriales.
Cerca de ti, bajo la numeración 1/2, es una historia corta firmada por el equipo habitual de Astro City, Kurt Busiek al guión y Brent Anderson al dibujo, publicada como regalo en el número de enero de 1998 de la difunta revista Wizard. Nos encontramos, pues, ante un tebeo promocional, lo que en otras ocasiones y colecciones es sinónimo de pasotismo y publicar cualquier cosa para salir del paso y cubrir el expediente. En esta ocasión, sin embargo, y para satisfacción del lector, nos encontramos ante una de las mejores historias de la serie, sino la mejor.
En apenas dieciséis páginas nos presentan el drama de Michael Tenicek, un oficinista cualquiera residente en Astro City, el cual se ve asaltado de repente por sueños. No pesadillas terribles, no. Algo peor, en ellos aparece una mujer, a la que parece conocer y amar, pero que nadie en su entorno reconoce. Al borde de la locura, o algo peor, la intervención del Ahorcado, el análogo al Espectro en el universo creado por Busiek, resulta providencial. Todo es culpa de una crisis temporal solucionada de manera imperfecta, lo que provocó que su pareja y objeto de sus sueños fuera borrada de la línea temporal. Finalmente, al conocer la verdad, Tenicek acepta la situación y continúa con su vida.
Acostumbrados a leer como el continuo espacio-temporal se rompe y se recompone una y otra vez gracias al trabajo y sacrificio de nuestros esforzados superhéroes favoritos, una historia como Cerca de ti constituye un soplo de aire fresco. Simboliza perfectamente la intención última de la serie, mostrar cómo sería la vida cotidiana en un mundo como el de los cómics. Aquí el protagonista principal no es el superhéroe, sino el hombre de la calle que, sin comerlo ni beberlo, ve como su vida cambia radicalmente.
Y aunque los grandes superhéroes creyeran que todo estaba solucionado, los flecos, imperfectos, resultan vitales para el hombre común. Así, el gran evento crossovérico, que una editorial normal ocuparía una maxiserie de doce números más cruces, aquí está explicado perfectamente en apenas cinco páginas (lo cual, por cierto, habla mucho y mal de la cantidad de paja infame que nos meten mes tras mes. Pero eso, creo, es otra historia).
Lo importante, pues, es el sufrimiento íntimo del protagonista. Busiek sabe ser conciso (ya lo hemos visto) y, sobre todo, empático. Como siempre, sabe reflejar las emociones de sus personajes, su dolor, su desconcierto y su alivio final, hace que sintamos como normal un drama de tebeo y que nos pongamos en el lugar de su sufrido protagonista. Y aún más meritorio, hace lo mismo con el Ahorcado, superhéroe enmascarado con un saco de arpillera y acostumbrado a luchar contra horrores sobrenaturales de impresionante tamaño e impronunciable nombre. De lo cósmico a lo personal en dieciséis míseras páginas. Y una lección: a veces, es mejor no olvidar.