Cuando salieron los avances de los cómics de Image para este año fueron dos títulos los que llamaron mi atención. Black Magick y Starve, del primero como no ha salido aún en retapado no puedo hablaros, pero el segundo, del que no sabía que esperar, me ha dejado flipado.
Como ya sabeis uno de mis géneros favoritos son los cómics de cocina con lo que cuando leí la breve sinopsis en los avances del pasado año me dije que cuando saliera a la venta lo compraría. Lo compraría sin haber leído antes críticas, reviews, no voy a engañaros, No sabía quien eran los autores. Vamos un desastre potencial que por suerte ha salido bien; mejor que bien incluso.
Como siempre lo primero es comentar quien son los autores, Brian Wood, del que escribiendo esto me he dado cuenta que es el autor de DMZ, que analizaron hace unos cuantos programas en Tomos y Grapas y no me he leído, Daniel Zezelj, a los lápices, y Dave Stewart, encargado del color. Los tres hacen un muy buen trabajo.
Starve nos narra la vuelta a los platos de televisón del Chef Gavin Cruishank. Gavin creo un programa de televisión, Starve, y fue un reconocidismo cocinero con estrellas Michelín hasta que un día reventó. Lo dejó todo, salió del armario y se fue a vivir al sudeste asiático prácticamente en el anonimato.En el primer número el protagonista se ve obligado a volver para luchar por su programa, su dinero, su hija y las injusticias sociales. Y para hacerlo deberá ganar en la nueva versión de <bStarve una especie de Master Chef muy pasado de vueltas. Pasado de vueltas porque el mundo donde se desarrolla la historia no es el nuestro, pero por poquito. Las diferencias entre ricos y pobres se han agrandado, nos hemos cargado especies y la televisión solo busca espectaculo, da igual el precio a pagar.
Por el camino el señor Wood nos deja críticas a la sociedad, al mundo de la gastronomía y en más de un momento me da la impresión de que alguna vez a trabajado en una cocina. Habla sobre las jornadas maratonianas que se hacen en un restaurante, de la perdida de ilusión por el trabajo, de como los grandes cocineros cada vez cocinan menos y hacen más otras cosas. En mi opinión, no diré experta pero si conocedora, nos plantea una historia muy humana. Reflexiones sobre la incapacidad de cocinar por amor porque te has vuelto un mercenario, la vida poco sana que llevan muchos compañeros de profesión o las dificultades para conciliar la vida familiar. Pero ser cocinero no solo son cosas malas, creatividad, satisfacción y realización, los lazos con tus compañeros, como nos enseñan en Ratatuille, son solo algunas de las cosas que te da coger las sartenes por el mango y de todo esto también nos habla el cómic. Quizás debido al tono deprimente de la obra, de David contra Goliath, la parte positiva queda en un segundo plano.
El dibujo a cargo del tandem Danijel Zezelj, lápices, y Dave Stewart, color, esta muy en la linea del comic indi. Dibujo simple, pero con fuerza, colores apgados y de páginas casi monocromáticas que no hacen más que reforzar la idea de una sociedad triste, oprimida y controlada. No os diré que sea un dibujo brutal pero si que se adecua perfectamente a la obra. Mención especial se merecen las portadas, todas y cada una de ellas dignas de enmarcar, en especial la del tercer número.
Starve me ha dejado hambriento. Hambriento de más y eso que al comprarlo no esperaba nada de él. Pero el dios de los cómics me ha castigado con una nueva colección a seguir.