
Entre los aficionados a los videojuegos el rol japonés es algo así como el cine iraní para los cinéfilos. Una señal de distinción y buen gusto, una juegoteca no parece completa si no cuenta con al menos un juego de este género, con sus cuidados gráficos, enrevesados guiones llenos de momentos emocionantes, variados personajes y frenéticos combates por turnos.
Si tú, querido creyente de los Crying Grumpies, estás de acuerdo, con lo que acabas de leer, enhorabuena. Pero no me encontrarás a mí en ese grupo. Lo confieso, los JRPG me parecen un soberano coñazo. Pero antes de que llenes los comentarios, déjame que me defienda, que explique la historia desde el principio. La culpa no es mía, señoría, es del Eternal Sonata.
Sigue leyendo →