En breve hará catorce años que me fui a Inglaterra ha hacer mis prácticas de cocina. El día antes de mi partida llego a mis manos Harry Potter y la Piedra Filosofal, me lo leí de cabo a rabo ese mismo día. Al día siguiente en el aeoropuerto me compré el segundo y el tercer libro de la saga. Chris el jefe de cocina me dio los primeros dos días de fiesta y seguro que os imagináis que paso, me los leí del tirón. Estaba absorbido por el mundo de Rowling, sin acceso a mi droga, por aquella época L5R. El día después de mi primera paga al ir a la tienda de cómics de la ciudad más cercana vi una caja de Harry Potter TCG y el ansia pudo conmigo. Así fue como conocí el juego protagonista de esta edición de Mis Olvidados CCG.

Seguro que todos conoces las aventuras del bueno de Harry pero por si acaso. Harry Potter es una serie de novelas juveniles que siguen las aventuras y desventuras de Harry Potter y su lucha contra el malvado Lord Voldemort. Compuesta por siete novelas ha sido adaptada al cine en ocho películas, cosas de esas sin sentido de Hollywood, y durante su boom nos inundó con mogollón de merchandising. Entre ese marcha se encuentra nuestro protagonista de hoy.

El juego salió a la venta el Agosto del 2001 bajo el amparo de Wizards of the Coast y estuvo oficialmente en las estanterías hasta Octubre del 2002 en que recibió su cuarta y última expansión. En el apartado jugable cada uno de los jugadores representaba un mago o personaje de la saga y se enfrentaba en un duelo con su oponente. Yo tan solo jugué con el juego básico pero me pareció una versión muy simple de Magic, The Gathering, con la condición de victoria del Star Wars de Dechiper.

Empezaremos la partida con un personaje en mesa, como en tantos juegos los turnos son alternos y empiezan robando una carta. Esto es importante porque nuestra baraja es nuestra vida, si nos quedamos sin perdemos la partida. Una vez hemos robado todas las criaturas que tengamos en juego harán daño, aunque debemos tener en cuenta que a menos que se especifique ese daño es contra el jugador no contra sus criaturas. Llegados este punto empezará la fase de acción donde podremos realizar un máximo de dos acciones. Jugar una lección, una criatura, un hechizo, un partido, una localización o robar una carta nos costará una de nuestras acciones mientras que poner en juego un personaje o una aventura nos costará las dos.

Las lecciones serán el recurso del juego, para poder jugar una carta deberemos tener como mínimo un lección del tipo requerido por la carta. Para respetar al máximo la ambientación tenemos cinco tipos diferentes, Cuidado de Criaturas Mágicas, Encantamientos, Transfiguración, Pociones y Quiddicht. Esta última fue añadida en la primera expansión.

Los hechizos, fueran del tipo de lección que fueran se jugaban como instants, los Objetos nos daban ventajas permanentes y lo más interesante eran las Aventuras. Este tipo de carta servía para obligar al rival a cumplir una serie de requisitos para deshacerse de un malus, claro que completarlo le daba algún tipo de recompensa a parte de romper la restricción. Los partidos, de los que solo podía haber uno en juego otorgaban un benefició a quien completara una tarea, por ejemplo hacer X puntos de daño, mientras que las localizaciones eran una carta que daba a ambos jugadores una acción concreta. Estos dos últimos tipos de carta fueron introducidos en las expansiones.

Si habéis llegado hasta aquí y alguna vez habéis jugado al innombrable seguro que habréis notado más de una y dos similitudes. Ya en la época me pareció un Magic muy simplificado. Algo así como un juego con el que atraer a los lectores jóvenes de la saga a los juegos de carta y que cuando este se les quedara pequeño saltaran al hermano mayor. Harry Potter TCG, todo y ser un juego muy simple es un juego muy rápido y divertido, quizás le faltan opciones y profundidad pero es algo que suplía con el encanto y lo bien ambientado que estaba el juego. De hecho si encuentro mi baraja de pociones de Snape y convenzo a Mailman de que busque su deck de Hermione podemos volver a jugar y recordar un juego que en mi estancia en Inglaterra me dio tantas alegrías mientras jugaba con mi segundo de cocina a la hora del te.