
La has visto. Te ha emocionado. Te sabes frases de memoria. Y, lo que es más: aún sufres, cuando la ves, por Marco, Fío, Gina y los demás maravillosos personajes que Hayao Miyazaki creó para su obra maestra de la animación. Porco Rosso marcó un antes y un después en la historia de los estudios Ghibli, pero, más allá de su historia básica, numerosos detalles de todo tipo hacen de ella una joya. Detalles que muchas veces pasan desapercibidos. Adentrémonos en el microcosmos histórico y político de Porco Rosso.
1. Los aviones
Porco Rosso trata de aviones y de aviadores. Concretamente, de hidroaviones: el flamante Savoia S.21 de Porco y el Serpiente de Cascabel de Donald Curtis. El primero se basa no tanto en el auténtico Savoia-Marchetti S.21 como en el Macchi M.33-39. Este aparato ganó la Copa Schneider (de la que todos los pilotos de la película hablan) en 1926.


Por su parte, el Serpiente de Cascabel sí que existió: el Curtiss R3C ganó la Copa Schneider en 1925 (pilotado por el famoso Jimmy Doolittle) y la Copa Pulitzer unos meses antes, y quedó segundo en la del año siguiente, pilotado por George Cuddihy. Esto significa que la secuencia del duelo final de la película, entre Porco y Curtis, se dio en la vida real… aunque sin metralletas ni puñetazos.


Otros aviones reales aparecen en la película. Ya sabemos que Miyazaki es un fanático de la aviación, y no podía escribir una película así sin darse el gusto de incluir en ella aparatos históricos: los hidroaviones de combate de los enemigos austrohúngaros son una reinvención del Hansa-Brandenburg CC, que se usó entre 1916 y 1918. Los que pilotan Porco y los demás miembros del escuadrón italiano son los Macchi M.5, uno de los mejores cazas del conflicto.

El hidroavión a reacción que aparece en las secuencias finales de la película es una reinterpretación del Caproni C-22J, pero con la cola en «V» del jet de entrenamiento Fouga CM.170 Magister. Otros aviones reales que se ven en determinados momentos de la película son el Savoia-Marchetti S.55 y el Macchi MC72. Y, por cierto, «Folgore» no es el modelo ni el nombre del avión de Porco, sino el del motor que instala en el taller de Piccolo: un Fiat A.S2 de 12 cilindros en V (el anterior, destruido por Curtis, era un Isotta-Fraschini ASSO, también V-12). El motor lleva inscrita la palabra «GHIBLI» en la culata.
Y, ya que estamos, y cerrando el círculo, el avión de los años 40 Caproni Ca.309 se apodaba «Ghibli» (por un viento ardiente del norte de África). Miyazaki lo tomó como nombre para su estudio.

2. Los nombres y personajes
Miyazaki no se corta a la hora de homenajear a personas en la película. El propio nombre del protagonista, Marco Pagot, es un homenaje a un animador italiano del mismo nombre, gran amigo de Miyazaki, cuyos hijos colaboraron con Miyazaki en Sherlock Hound. El amigo de Porco, Ferrarin, lleva el apellido de un piloto de la Copa Schneider en 1926 y 1927. El anterior marido de Gina, Berlini, se llama así en homenaje a un piloto muerto mientras intentaba batir un récord de velocidad.
El americano, Donald Curtis, es tanto una parodia de Ronald Reagan (en un momento de la película explica a Gina su intención de hacerse actor e incluso presidente de los USA) como un homenaje a Glenn H. Curtiss, pionero de la aviación y socio de los hermanos Wright. Sin embargo, el aspecto físico de Curtis es un homenaje al actor Errol Flynn.

3. La Política
De todos es conocido el pacifismo de Miyazaki. Se podría decir que Porco Rosso trata sobre la tensión entre lo que en antropología se denomina «poder duro» y «poder blando», y que se posiciona claramente a favor de este último. El personaje más serio y humano de la película, Gina, apela continuamente a su autoridad moral para evitar conflictos, que de otro modo estallarían entre los pilotos. Otro tanto hace Fío, la heroína de la historia. Incluso Porco evita en lo posible la violencia, y rechaza comprar munición incendiaria con la frase «no voy a iniciar una guerra».

Pero la película tiene un trasfondo político de izquierdas que deja poco lugar a equívocos. Desde la celebérrima frase de Marco («prefiero ser un cerdo a ser un fascista») hasta la canción que canta Gina en la isla (Le temps des cerises, el himno anarquista de la Comuna de París), Miyazaki se posiciona claramente en una izquierda antitotalitaria, feminista, pacifista y cercana a un anarquismo individualista romántico e idealizado.
4. La fe en la Humanidad
Tengo la opinión personal de que este es el tema central de la película. La transformación de Marco en cerdo refleja su desencanto absoluto hacia la especie humana, tras haber visto los horrores de la Primera Guerra Mundial. Cuando Marco se dispone a sacar dinero del banco, el cajero le pregunta si quiere comprar bonos patrióticos para colaborar «con el pueblo», a lo que Marco se niega y responde: «Yo no soy una persona». Contra el amargo pesimismo de Marco se interpone la fuerza, vitalidad y fe ciega en el ser humano de Fío (que enamoran incluso a los piratas), así como el optimismo, a pesar de todo, de Gina, capaz de amar casi sin límites. Este es un tema recurrente en Miyazaki: La Princesa Mononoke lo toca con una sensibilidad extraordinaria desde la perspectiva ecologista y anti-industrial.

5. El lugar
Porco Rosso tiene lugar en 1929 (año de la Gran Crisis) en el Mar Adriático, entre Italia y la ex Yugoslavia (en aquella época, Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos). Italia lleva siete años gobernada por Mussolini y la fiebre fascista está alcanzando sus cotas más altas. La base de operaciones de Porco está inspirada en una isla real, Lissa, cerca de Fiume (Croacia) y las semejanzas entre ella y la playa de Stiniva son más que evidentes.


Cuando Miyazaki comenzó a escribir la película estalló la guerra en los Balcanes, y de repente la película se convirtió en un asunto mucho más serio que al principio. Lejos de amilanarse, aprovechó la cercanía geográfica de la historia para inocular un clarísimo mensaje antibelicista en ella.

6. La película
Porco Rosso es la suma de varias casualidades. Tenía que ser un corto de animación para ensalzar las virtudes del vuelo en avión para una compañía aérea. Tuvo tanto éxito que le animaron a convertirlo en un manga y posteriormente en un anime largo. Sin embargo, el tono jovial y desenfadado del principio acabó devorado por la intensa sensación de nostalgia de la película, en gran parte debido al estallido de la Guerra de los Balcanes.

Porco Rosso contiene muchas constantes a lo largo de la carrera de Miyazaki: la idealización del vuelo, heroínas fuertes, personajes redondos, maldiciones que convierten a humanos en cerdos y un antibelicismo y antitotalitarismo omnipresente. Se ha hablado muchas veces de una probable secuela, en la que Porco habría combatido en la Guerra Civil Española contra el fascismo, pero, por una u otra razón, nunca se llegó a realizar. Sin embargo, observamos muchos de sus hallazgos cinematográficos en la reciente El viento se levanta, otro canto a la perseverancia, los aviones y el pacifismo.

«Desde siempre, la humanidad ha querido volar. Pero es un deseo maldito.»
Jiro, El viento se levantaH
Completo artículo, corto, si eres como yo un gran aficionado a la obra del estudio Ghibli. Gracias por volver a acercar este gran clásico para todos los públicos.
¡Muchas gracias por el comentario, Otaku! Ciertamente, el estudio Ghibli es inmenso, apenas hemos comenzado a rascar un poquito…
Pingback: Porco Rosso – proyectofc
Luego de terminar de ver la película me puse a buscar más detalles en San Google y me topé con esta entrada. Y, luego de terminar de leer este texto, me queda claro que Porco Rosso es una película absoluta. Hasta me atrevo a citar la frase más romanticona y cursi de Curtis para describir este momento: «es como una rosa que florece en un jardín perdido». Gracias!
¡Muchas gracias a ti! Miyazaki es inagotable… Un abrazo!