
Si la semana pasada mi colega Humpty Grumpy rompía un tabú metiéndose (muy acertadamente, por cierto) con la mítica Dragon Ball, esta vez me toca a mí hacer lo própio con Game of Thrones. En alguna ocasión ya he dejado claro que Martin no es santo de mi devoción, pero esta vez voy a por la ficción televisiva. Spoilers are coming, quedáis avisados.
Primero, debo confesar que mi relación con la saga literaria ha tenido sus fases. Mientras la mayoría de lectores se enamoraron de la Canción de hielo y fuego tras la muerte de Eddard Stark, a mí me hizo falta leer el segundo libro y conocer en profundidad el maravilloso personaje de Tyrion para acabar de engancharme a la lectura.
Reconozco que los absurdos giros de guión que propone Martin, basados en matar al personaje que parece que coge protagonismo, no sólo no me gustan sino que los encuentro una burda artimaña que funcionó una vez y que luego se dedica a sobreexplotar. Es por ello que el tercer libro no me parece el mejor, como a la mayoría de los lectores, a mí, el hecho que muera hasta al último de los Stark y que despida a la Víbora Roja tras un absurdo combate por la vida de Tyrion, me la sopla. A mí lo que me gustaban eran las intrigas políticas y las muertes por una razón sensata, no el hacer por hacer.

Pues bien, tras tres temporadas correctas, que incluso mejoraban la historia del libro en muchos de sus aspectos, la serie de la HBO ha caído en el mismo problema que las novelas. Sí la cuarta temporada te hacía dudar de si te estaba aburriendo o no, la quinta es lo más soporífero que se ha visto en años. Game of Thrones se ha convertido en una sombra de lo que empezó siendo. Jamás pensé que diría esto, pero: con desnudos gratuitos, muertes sangrientas y dragones no basta.
El anodino argumento de Festín de cuervos y Danza de dragones (libro que ni siquiera he conseguido acabar), impregna la cuarta y quinta temporada de la serie, obligándola a añadir relleno desesperadamente que, además, no funciona y hace que los episodios resulten más largos que una intro de U2.

Sé que me voy a ganar muchos comentarios críticos con esta entrada, pero sed sinceros y haced un ejercicio: pensad en todo lo que os gusta de Canción de hielo y fuego, seguidamente pensad cuando se inició esa trama en el libro. El resultado siempre será el primer y el segundo libro.
E insisto, no os dejéis deslumbrar por los giros de guión: mientras la muerte de Eddard Stark era un gran momento, bien pensado y explicado por su honor y un joven rey, que comete un terrible error, la muerte de Robb Stark no cuadra por ninguna parte. O es inteligente o es tonto; o se deja aconsejar por sus norteños o no hace caso a nadie; o escucha a Catelyn o no la escucha. Pero Robb es un personaje completamente errático, que actúa sin rumbo alguno. Lo mismo sucede con la Víbora Roja: me dices que es el mejor combatiente de todo Dorne, pero ¡ah! ¡Eso sí! Cuando tiene a una bestia de tío en el suelo agonizando y susurrando, en vez de patearlo para que chille más fuerte, es lo suficientemente estúpido como para acercarse, a ver si le aplasta el cráneo. Pues mira, lo consigue.

En resumen, la serie de Game of Thrones ha generado interés el mismo tiempo que los libros y no ha conseguido escapar de las soporíferas tramas de la cuarta y del quinta parte de la saga literaria. Mi esperanza, un relleno bien llevado e interesante, se ha desvanecido, de hecho, los argumentos que no son propios de la historia original, se mezclan tan bien con ella que te hacen bostezar lo mismo o más que las de Martin. Así pues, blurays y libros con blasones de lobos, leones y dragones han acabado en un cajón de mi escritorio, a la espera de que la historia concluya, sólo entonces retomaré el interés por acabarlo. A no ser que alguien me haga un resumen, que así me lo ahorro.
Solo un comentario, no voy a entrar en discutir si es aburrido o no, eso es cuestión de gustos.
Discrepo con la parte donde dices «el hecho que muera hasta al último de los Stark» es completamente erróneo, ya que ademas de Eddard, solo Robb murió. Los otros cinco hijos siguen vivos y hasta Catelyn (aunque su historia no siga en la serie) sigue siendo un personaje muy interesante en los libros.
Hola Luis, gracias por tu comentario. La frase es una exageración, obviamente, que viene dada por el conocido (y añejo) comentario de ‘Cada vez que preguntas cuando saldrá a la venta «Danza de Dragones», George R.R. Martin mata a un Stark’. Aún así, el poder y la importancia de la Casa en sí, si mueren con Robb. Ahora mismo la casa Stark es un conjunto de individualidades haciendo la guerra por su banda. Si te fijas en la metáfora de los huergos, ¿Cuantos de ellos quedan?. ¡Saludos!
Si mal no recuerdo (hace mucho que leí Danza…) quedan cuatro: Nymeria (que yo asumo está con Lady Corazón de Piedra), Fantasma, Peludo y Verano (cada uno con sus dueños).
Mas allá de los personajes, la Casa Stark sigue siendo importante para tener el dominio de Invernalia, por eso los Bolton buscan la unión con Arya (o con Sansa en la serie) para tener dominio en el norte.
Exacto, ya sólo quedan 4, y dos de ellos desaparecido, a no ser que al final de Danza de Dragones vuelvan (Nymeria y Fantasma), que no lo se. La Casa Stark tiene nombre en el norte, pero su importancia ha pasado a ser eso: un nombre. Como Casa no tienen ningún peso en la historia, a eso es a lo que me refiero. Por otra parte, el hecho de cambiar a la falsa Arya por Sansa en la serie, me parece un error grave, y eso que ni mucho menos me gusta el personaje de Sansa, pero bueno, para gustos, Casas en Canción de Hielo y Fuego. 😉
A mi me invade la duda: ¿qué es exactamente un ‘absurdo giro de guión’? Todas y cada una de las elecciones no son elecciones momentáneas… A la vista del espectador, tampoco aparecen así: todo el mundo sospecha de todo el mundo; el autor establece un resultado y construye la trama de atrás hacia adelante de acuerdo a este criterio hollywoodense de consecusión lógica; va dando pequeños detalles, cuya sumatoria forma un efecto bola de nieve… Todo ha sido siempre anticipado y los diálogos, la puesta en escena, la iluminación, el tono de la indumentaria, la profundidad de campo, la humedad del aire o el frío… Todo está calculado para que así ocurra…
Un absurdo giro de guión sería, exagerando un poco, que Batman abandone su lugar de justiciero de Ciudad Gótica y emigre a Cuba para aprender a bailar salsa y allí se desate una trama (supongamos; un melodrama típico). El guión puede ser aburrido, pero eso no lo hace malescrito.
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