
Frankworstein sonrió mientras terminaba de coser en el Golem de carne la pierna del ultimo jugador Orco que mato su equipo en el último partido.
Se acercó a las bobinas cargadas de electricidad y puso los cables en los tornillos que sobresalían del cuello de ese ser compuesto por los restos de jugadores de todas las razas a las que se habían enfrentado.
Pero su obra aún no estaba completa!!! le faltaba una raza por incluir en su creación: los enanos del Caos.
Pero en este encuentro lo tenía todo estudiado, la barbilla del Golem iba a ser adornada con esa gran barba rizada. Así que miró hacia el campo, se acerco a las 2 jaulas donde estaban los hombres lobos y las abrió de golpe dejando que esas pesadillas de medianoche saltaran al césped entre aullidos y espumajos!
Ahora era solo cuestión de tiempo… y eso le sobra.