
Disney Infinity 2.0: Coleccionismo y videojuegos se dan la mano




Hay costumbres y maneras de proceder que no cambian con los años, rutinas inmutables. Una de mis rutinas y una buena manera de empezar el día es con veinte minutos de animación. No importa si es un anime o un cartoon. Hace años no importaba la calidad de la misma, pero a día de hoy sí que busco un mínimo de calidad para acompañar el café y las tostadas o el bol de cereales. Hoy os hablaré de tres de mis cinco series favoritas de dibujos y en un próximo articulo añadiré un par más y aquellas no han entrado por poco.

Sí, querido lector, tú, que eres un fiel seguidor de todas nuestras chifladuras sabes cómo nos gustan las chicas cañón. Pero, hey, antes de que alguien nos salte al cuello gritando los improperios habituales, hemos de explicar la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad: el auténtico grumpie es capaz de ver más allá del cuero, la ropa ajustada y las curvas imposibles. Es por eso que queremos tanto a Kitty Pryde.



Me hicieron quedar como un necio, Balder. Se rieron de mí. Todos se ríen de Skurge. Hela, Mordonna, incluso la Encantadora, a la que amo. Todos se ríen de mí. Excepto tú. Balder es demasiado amable para reírse de Skurge. Pero cada vez que se ríen de mí me duele por dentro. Y muero un poco. Ahora creo que ya he muerto del todo. Y mi hacha fue destruida junto con el Nagflfar. Así que me quedaré atrás, y seré yo quien ría el último. Tú y Thor podéis beber a mi salud cuando estéis en Asgard, y reíros de cómo Skurge fue el último en reír. Yo defenderé el puente.
Ha sido, quizá, la noticia más esperada en el mundo del cómic de los últimos 25 años. Neil Gaiman (todos en pie) anunciaba la reedición por parte de Marvel Comics de uno de los tebeos más importantes de las últimas tres decadas: Miracleman. Ha sido un camino largo, confuso y arduo hasta que alguien, en este caso la editorial que parecía menos probable, ha podido reeditar lo publicado, y lo que es más importante, poner punto final a la historia.
Y es que la historia de Miracleman, o Marvelman, fue accidentada desde el principio; en 1953 la denuncia de DC Comics contra Fawcett Comics por plagio del Capitán Marvel tuvo como consecuencia que su publicación se interrumpiera. En Gran Bretaña, en cuanto se les acabaron las reediciones, el editor Len Miller le encargó a un joven artista, Mike Anglo, que creara un personaje lo más parecido al amigo Billy Batson para poder seguir publicando aventuras originales. Marvelman había nacido.